EL YOGA ES ALEGRÍA
Por Shuchitá Maháyoguiní

La vida es para ser vivida con gran júbilo. Si uno tiene presente que Dios está en todas partes, todo será alegría en su vida.
Gurudeva Shrí Pávanaji solía decir “un yogui no es una persona triste y cabizbaja, sino todo lo contrario”. Los grandes Maestros son alegres y risueños, disfrutan de la vida. ¿Y cómo lograr ese estado de alegría permanente?
El primer paso es practicar Yoga. Puedes comenzar con Hatha Yoga para armonizar las corrientes de energía Prana que circulan por tu cuerpo. Después de una sesión de Hatha Yoga bien realizada y en su forma tradicional, uno se siente sereno y alegre. Pero Yoga tiene además el maravilloso sendero espiritual que permite “realizar” la Omnipresencia Divina. Para ello hay que acercarse a un Maestro experimentado y pedirle que lo guíe por esta bendita senda.
Mientras tanto intenta hacer algunos cambios en tu vida diaria. Si brindas una sonrisa gentil y das una palabra amable a todos aquellos con los que te encuentras a lo largo del día, comenzarás así a poner en práctica la idea de que Dios está en ellos también y podrás enfrentar tus actividades diarias positiva y alegremente.
Hay personas que tienen un lenguaje vulgar, chabacano y hasta agresivo. Han olvidado las costumbres amables y en muchos casos ni siquiera las han aprendido. Eso se ve principalmente en muchos de los jóvenes que agreden a sus pares e incluso a sus parejas y a sus mayores con palabras groseras, casi como una broma. ¿A qué se debe que elijan sólo lo desagradable? ¿Por qué sale como un rayo láser esa mirada desafiante y agresiva que hacen algunos jóvenes a sus mayores? La juventud es la primavera de la vida, en la que es más fácil ver lo bello y estar alegre. Esas actitudes negativas son una muestra de un desequilibrio pránico y de una vida sin rumbo.
Pero no todo está perdido (¡jamás!). Las vueltas de la vida y el buen Karma están haciendo que hoy muchos jóvenes y no tan jóvenes se vuelquen a la maravillosa disciplina del Yoga. Aquí encontrarán las explicaciones de por qué deben ser amables, por qué deben refinar su lenguaje y por qué deben sonreírle a la vida.
Sin embargo, este Yoga milenario que he recibido de mi Maestro Srí Pávanaji y que tengo la bendición de poder transmitirles no sólo te dirá los porqués sino que te dará las prácticas para elevarte por sobre todas las debilidades humanas y alcanzar ese estado de Suprema Alegría, sin importar las vicisitudes de la vida.
Recuerda, “todo se puede cambiar”, sólo es cuestión de quererlo.