PERFECCIÓN
Por Shuchitá Maháyoguiní

Muchas veces escuchamos la expresión “Perfecto es Dios” que descarta toda posibilidad de perfección en el hombre. Sin embargo, desde niños nos han dicho que “Dios es Omnipresente”, es decir, está en todas partes. Esto significa que está también en el ser humano. ¿Y dónde está Dios en el hombre tan lleno de debilidades y defectos?... lo divino en el ser humano es el alma. El alma es perfecta, es la chispa divina, es la que está hecha “a imagen y semejanza de Dios”.
Pero el alma no anda sola por la vida, tiene un séquito de imperfectos, a saber, el cuerpo, la mente, el intelecto y el ego. Todos estos componentes en el hombre operan como velos que oscurecen la luz del alma.
El yogui busca descorrer esos velos para que el alma se manifieste en todo su esplendor.
No es una tarea fácil, pero tampoco es imposible. Mediante la disciplina del Yoga uno va purificando esos elementos como quien limpia un vidrio opacado por el polvo y puede ver lo que yace oculto detrás.
En la medida en que avanza en el sendero espiritual, rasgos de perfección comienzan a asomar en el carácter del yogui, en el brillo de su mirada, en el resplandor de su rostro y en su forma de actuar.
Hasta que un día alcanza la Realización del Ser, se identifica con el alma, la reina oculta en su interior. Los que antes operaban como secuaces pasan a ser fieles servidores, humildes, sometidos a la voluntad del alma. Ha alcanzado la Liberación, anda por la vida seguro, sin temor, rebosante en la Bienaventuranza Eterna.
De tal yogui se dice que ha alcanzado la perfección.
En algunos casos, estos yoguis realizados transmiten sus experiencias a otros. Son los maestros espirituales. El Guru es aquél que despeja la obscuridad de la ignorancia. Es por eso que se celebra el día del Guru en la 7ª luna llena del año. Así como la luna llena refleja la luz del sol deleitando a los hombres con el baño refrescante de su brillo, así también el Guru, que refleja la Luz Divina, deleita a sus discípulos con su sabiduría y perfección. OM