FELICIDAD (3ª parte)

Dr. Gopal Ji Mishra

Varanasi, febrero 2006

INDIA

(Continuación)

Si alguien quiere ser feliz, no debería abrigar deseos inalcanzables. El anhelo por cosas terrenales, objetos materiales y elementos perecederos no pueden dar felicidad eterna. La felicidad temporal, transitoria y destructible no es buena. El resultado final de tal felicidad es sufrimiento.

Cuando nos enfrentamos con la infelicidad, debemos tratar de analizarla y de conocer la razón de la misma. Cuando advertimos el por qué, deberíamos intentar eliminarlo. Probablemente, nuestros análisis revelen que algún deseo que no está siendo realizado es el motivo principal de nuestra infelicidad. Entonces, para ser felices, los deseos deben disminuir tanto como sea posible.

Si todo lo bueno está aconteciendo de acuerdo al plan de Dios, todos estamos comprometidos a actuar según los deseos y mandatos Suyos, todos estamos indefensos y si Dios es todopoderoso entonces haciéndonos amigos de Él, todos nuestros problemas serán resueltos. Esta idea nos traerá felicidad.

Una clave muy poderosa para lograr la felicidad es la disposición y el hecho de ayudar a los demás. Es incorrecto pensar que no puedo dar algo a alguien por no estar en esa posición. En realidad, en cualquier  situación y circunstancia en la que se encuentren, todos pueden ayudar a otros.

Hay dos tipos de cosas en las que los semejantes pueden ser ayudados: una es física y la otra es mental. Los objetos materiales son dinero, ropa, medicina, alimento y otras mercaderías requeridas por las personas más necesitadas. Lo otro es mental. Esto incluye buenas ideas, espiritualidad, consuelo, estímulo, felicidad, simpatía, compasión y amor. Y son tan significativos que pueden cambiar la vida de una persona. Estos pueden motivar a una persona deprimida a comenzar una nueva vida, una vida de esperanza, una vida de recogimiento, una vida de felicidad.

El amor es tan valioso que incluso Dios está ávido de él. Y así también es el caso de los seres humanos. Todos los grandes hombres han sido muy generosos en dar su amor a todos. Entregando amor a otros, éste será correspondido de muchas maneras, tiempos y formas. Ama a Dios, Él te amará. Ama a las personas, ellas te amarán. El amor puede hacerte inmensamente feliz.

Grandes Maestros de todos los tiempos y lugares transmiten enseñanzas. Ellos no dan objetos materiales a la audiencia. Aún así, encontramos cientos de miles de personas acudiendo a ellos, escuchándolos por horas. ¿Por qué? ¿Qué obtienen allí? Desean seguir oyéndolos. Nunca se cansan de eso. ¿Por qué? Es muy simple, porque allí obtienen ideas, motivación, una profunda mirada dentro de su mundo interior, soluciones a sus problemas, un modo de vida apropiado para vivir y un entendimiento cabal de la vida.

Los Maestros ayudan a las masas entregándoles dirección, luz, motivación, solución, modos y caminos para llevar a cabo el propósito por el cual Dios los ha enviado a esta Tierra. Esta acción trae felicidad al público, el que en su momento les da felicidad a los Maestros también.

Esto significa que si pudieras dar felicidad a otros, también estás destinado a recibir felicidad.

¿No sentimos que nosotros mismos invitamos a la infelicidad?

 

Continuará…