FELICIDAD (2ª parte)
Dr. Gopal Ji Mishra
Varanasi, febrero 2006
INDIA
 Los acontecimientos en la vida son arreglos dispuestos por Dios para nuestro bien. Pero no estamos preparados para creer que todos los sucesos son para nuestro bien. Nuestro pensamiento es limitado. Y con este pensamiento limitado comenzamos interpretando todo lo que ocurre. Lo que Él prepara para nuestro bien, externamente nos parece lo más desfavorable, desventajoso, inútil, irritante, desgraciado, incómodo, fastidioso y muy peligroso.
Pero debajo de esto, yace escondido nuestro beneficio, interés y bienestar. Él es el Padre-Madre de todo en el universo, el Amigo más amado, Océano de compasión y el más bondadoso. Entonces ¿cómo puede perjudicar a alguien?
Vemos que los padres terrenales salvan la vida de sus menores haciendo amputar la mano o la pierna por un doctor, salvan la úlcera de estómago operándola y mediante medios muy necesarios. De la misma manera podemos pensar que Dios también nos salva y nos limpia enviándonos situaciones desfavorables. Si tenemos una creencia firme en el mandato de Dios, entonces cuando nos enfrentemos con adversidades no temeremos, la ansiedad no vendrá a nosotros; por el contrario, nos sentiremos felices de que Dios Todopoderoso esté haciendo lo que es bueno para nosotros.
La felicidad radica en el pensamiento de que Dios penetra todo. Él está presente en todas partes. Incluso las partículas más pequeñas están atravesadas por Dios. Él es Omnipotente, puede hacer cualquier cosa. Él es capaz de convertir lo imposible en posible y lo posible en irrealizable. No hay nada ni nadie más grande que Dios. Si uno quiere, Él puede hacernos felices.
Como sabemos, Dios es un Océano de compasión, con lo cual, Él no puede ver a nadie sufrir. En el momento en que ve a alguien angustiado, afligido y sufriendo, Su corazón se entristece. A Él le gusta ver a todos felices.
Él sabe todo sobre nosotros: el pasado, el presente y el futuro. Él conoce muy bien nuestras necesidades, carencias y deseos. Él los satisface también. Pero como la Entidad más considerada, Él nunca nos concederá aquellos pedidos que sean dañinos. Asimismo, Él otorga todo aquello que considera adecuado y beneficioso.
Entonces, si tienes fe en Dios, puedes despreocuparte sobre tu bienestar, que está completamente seguro y resguardado en las manos de Dios. Este tipo de fe te ubicará en el reino de la felicidad.
Un paso adelante es el pensamiento de que Dios mismo está manifestado en la forma de masas. Esto te inducirá a amar a todos. Y la regla de oro es: “lo que tú siembres, eso cosecharás”. Si amas a los demás, ellos también te amarán. El fundamento principal es que estás viendo a todos desde el  punto de vista de que Dios mismo está presente en esas formas. Ahora imagina a una persona viviendo en ese estado mental, ¡cuánto más feliz se puede sentir!
 
Continuará …