EL DARSHAN
Por Shuchitá Maháyoguiní

Recibir el darshan (la mirada) del Guru es la mayor bendición. Cuando los ojos del discípulo devoto se encuentran con los del Guru, su corazón rebosa de deleite supremo.
No sólo el discípulo mira los ojos del Guru, sino que los benditos ojos del Guru dejan caer su mirada generosa sobre el discípulo.
Quien nunca experimentó esto no podrá comprenderlo, cuesta imaginar tanta dicha.
Cuando mis ojos se encontraban con los de mi amado Maestro, el mundo entero desaparecía, sólo existía esa Luz Divina que unía nuestras miradas y que hasta hoy mantiene unidas nuestras almas.
Captar la mirada del Guru, recibir su darshan, es entrar en un reino indescriptible, es el reino de la Conciencia Suprema. Se produce un chispazo que enciende nuestra devoción permitiéndonos vislumbrar fugazmente la gloria divina del Guru.
La mirada de Shrí Pávana era benévola, serena, feliz y piadosa. Su compasión por el ignorante era infinita. No hay nada que cause más sufrimiento que la ignorancia del propio Ser. El sabio se apena de ver sufrir al que está dormido para la vida espiritual y deambula por el mundo a tientas. Sin embargo, aunque sólo pueda darle alguna palabra que aquél pueda entender, una mirada de comprensión y de amor infinitos siempre ayuda.
Cuando el mundo te aqueje, sólo debes recordar la mirada de tu Guru, toda preocupación desaparecerá como la niebla cuando el sol se abre camino. Con sólo traer a la mente su hermoso rostro iluminado por sus ojos de loto, te sentirás transportado hacia el reino de lo Divino y cultivarás una alegría que no te darán jamás las riquezas, los éxitos mundanos o los egoístas amores humanos.
El amor entre Guru y discípulo es Divino, trasciende las emociones humanas. Es como el amor del devoto hacia Dios y de Dios hacia Su devoto. Porque el discípulo sincero ve a Dios en el Guru. No es idolatrar al hombre, sino ver lo Divino en él.
Que el darshan de Gurudeva Shrí Pávana los bendiga por siempre. OM