DEVOCIÓN
Por Shuchitá Maháyoguiní

¿Sienten devoción? En muchos casos cuesta. Es una característica propia del occidental, porque el ego se interpone. Cuesta sentir devoción. Es difícil a pesar de que puede llevarlo a la Realización del Ser en una misma vida. Esta modalidad de Yoga es conocica como Bhakti Yoga y no requiere razonar, requiere entrega. Cuando uno se entrega, es todo más fácil.
La devoción aparece al comienzo de la evolución, y se da naturalmente en personas poco desarrolladas intelectualmente, es una forma de devoción que necesita apoyarse en ritos. Esta devoción es propia de las masas, que no se preguntan, aceptan. Estas personas necesitan pertenecer a determinado credo al cual aferrarse.
Luego de esta primera etapa, al seguir evolucionando, también se va desarrollando el intelecto y comenzamos a razonar y comprender más cosas que antes no podíamos, y es allí donde aparece un obstáculo para que surja la devoción que antes se sentía. El “orgulloso intelecto” actúa de barrera. Se tiende a pasar todo por la razón, sin dejar lugar a que fluyan las emociones, sin que se haga la “Entrega al Señor” del sendero de Patanjali. Cumpliendo con este solo Niyama (en sánscrito: Ishvara Pranidhana) se alcanzaría la Realización.
La mayor parte de la gente para las cosas del mundo sí es capaz de emocionarse, pero todo lo referente a Dios lo pasa por la razón. El intelecto es “finito”, nunca va a poder abarcar al “Infinito Señor”. La gente llora por cualquier cosa, por haber perdido un objeto, la casa, porque se les fue un hijo, hasta por haber perdido una plantita, pero es incapaz de derramar una lágrima por no poder alcanzar al Señor. Emoción para el mundo y frialdad con Dios, a las cosas del mundo no las analiza y a lo que tenga que ver con Dios sí. ¿Cómo es eso?. Todo al revés. Hay que ser fríos con las cosas del mundo, analizar todo lo que nos pasa, pasar por el intelecto todo, a fin de entender y evitar sufrimientos. Pero para el Señor, dejar que fluya la emoción, entregarse completamente.
Junto con la emoción va la mente. En alguien que, por ejemplo, piensa en su auto y lo cuida noche y día, lo lava, lo lustra..., la emoción fluye y sale con la mente tomando la forma del auto. Lo mismo le ocurre a una madre con su hijo, pero terminarán sufriendo porque tanto el auto como el hijo son cambiantes. En cambio, si dirigimos esa emoción a Dios, nuestra mente irá hacia Él, que no cambia. La devoción es la forma más fácil y natural de alcanzar al Absoluto, ya que es Él el que tiene que hacer todo el trabajo. Uno debe pedirLe que lo lleve con Él y entregarse. Esta entrega puede hacerse a cualquier forma de la Divinidad, la que sea de nuestra preferencia. Puede ser una forma mitológica, como Shiva o Vishnu, una Encarnación Divina como Shrí Rama, Shrí Krishna, el Señor Jesús, el Señor Buddha, un Maestro realizado o el propio Guru, que para el discípulo es Dios, más allá de la forma humana, porque refleja a Dios. Este Ideal Elegido (en sánscrito: Ishta Devata), hace de apoyo para adorar al Uno que está en todos.
¿Cómo se logra esta devoción? ¿Cómo la podemos cultivar? Principalmente buscando la compañía de personas devotas. También cantando alabanzas al Señor y recitando mantras. Leyendo historias de seres devotos y Santos, pero los autores deben ser seres puros también. Participando de Satsangas, que significa: reunión con la Verdad (con un maestro espiritual).
A Dios se le dedica tiempo sin medirlo.
No se puede razonar a Dios. La mente y el intelecto son finitos. La única forma de conocerLo es hacerse Uno con el Infinito. Cuando no queda nada de ese pequeño yo, se alcanza la Realización. “Deja de ser gota, para ser océano”. OM