El Maestro

MI GURU
Quién ha elegido el camino del Yoga, ha elegido el camino correcto.
Comencé a transitarlo cuando el Señor dispuso que conociera a mi Guru, sea bendecida con sus enseñanzas y gozara de su compañía.
¿Cómo plasmar en palabras la Esencia Divina que fluía de él?
Su transparencia hacia la Luz era tan natural que toda su presencia era sublime. Su voz cálida, armoniosa, vibrando saturada de divinidad al cantar “OM”.

GURUDEVA PÁVANAJI
Sin importar donde estuviera, su presencia irradiaba la jerarquía espiritual de su alma, el solo hecho de estar cerca suyo me hacía sentir más elevada. Recuerdo especialmente un atardecer en la montaña, en Carpintería, San Luis, en que me regaló la dicha de estar a su lado en silencio sólo observando la belleza del paisaje en el momento del crepúsculo, lo grabé en mi memoria como algo sublime que me recuerda que todo es Dios.

EL MAESTRO Shrí Pávana era, por sobre todas las cosas, un “Jñáni”, un sabio que sigue el sendero del discernimiento y que lo va aplicando a sus acciones, viendo en las circunstancias difíciles de la vida momentos propicios para poner a prueba y experimentar aquel conocimiento al que arribó mediante su intensa práctica y reflexión. Gurudeva Shrí Pávana era verdaderamente un “Svámi”, totalmente dueño de sí, autocontrolado y muy exigente consigo mismo. Esa era una de sus características más sobresalientes, el dominio sobre sí mismo.

  src="Fotos/maestro.jpg" align=left hspace=12> El jívanmukta (pronúnciese yívanmukta) está libre de apegos y vive como un emperador. Tal “liberado en vida” no está disgustado con las personas del mundo, ni éstas están disgustadas con él.
Él discrimina entre un acto y otro llegando a decisiones rápidamente. Entiende la mente de otros, su conducta es amable y habla dulce y suavemente.
Así como un león se libera de la jaula, el jívanmukta se libera de las ataduras sociales, religiosas y costumbres de la vida, saliendo así de las redes del mundo.